domingo, 19 de agosto de 2012

CAPÍTULO 2





Primero dar gracias al equipo entero por aguantarme que se que no es facil pero enfin poco a poco disfrutaremos todos juntos de mis locuras y tonterias porque creedme que nos reiremos sin parar de mi y de el resto.



Mi llegada a la furgo fue bastante explosiva no podeis imaginaros la cara de Ulla de flipao viendo a una tia petando en su furgo y diciendole que saliera q le arreglara el coche... Jajaja Diana la verdad no me tragaba ese día si por ella fuera me dejaba en mi casa tranquilamente pero bueno la vida da grandes lecciones y vosotros lo comprovareis con nosotros y por ultimo nuestra nuestra nueva y como si fuera la nueva del cole la atacamos a preguntas agobiandola pero son gajes del oficio...

Bueno solo queda decir que esta es la mejor experiencia q eh pasado en mucho tiempo y vosotros vivireis a mi lado casi sintiendo mi cambio, mi alegria y mi tristeza...





 Recuerdo los trayectos en coche con mi madre cuando era pequeña, encon trar a alguien haciendo auto-stop y pensar: "Yo nunca haría eso". Lo cierto es que me moría de miedo sólo de pensarlo. Y esto es lo que se me pasaba por la cabeza mientras esperaba en la cuneta de la carretera con mi mochila llena de lo básico y todo el cuerpo temblando por el frío.

Si bien yo había decidido sorprender a la vida haciendo algo que ni yo esperaría de mí misma, como es dejarlo todo atrás (exámenes, trabajo, familia, amigos, perros...) Y hacer un viaje, ahora le tocaba a ella sorprenderme a mí con lo que precisamente me daba más miedo del auto-stop: no tener ni la más remota idea de qué me encontrarás en el coche que te recoja.



Cuando aquella Westfalia blanca paró, no sé qué me daba más miedo: si quedarme allí sola y lloviendo o descubrir quién viajaba en ella. Me temblaban las piernas, pero no sé si de frío o de puros nervios mientras cruzaba la carretera y VOILÁ! Tres viajeros: Ulla, Yolly y una tercera, Diana, tapada por una manta de tantos colores que, junto con la bola de discoteca que colgaba del espejo retrovisor, me hizo sentir como entrando en una disco retro de los '60 al decidir irme con ellos, empujada por la lluvia, que cada vez caía con más fuerza, y mi necesidad de llegar al pueblo mas cercano para buscar una forma de llegar a mi verdadero destino: la playa de Las Catedrales.

Durante un momento, en la furgoneta, me sentía como un bicho de laboratorio, con esos tres desconocidos mirándome com curiosidad y haciéndome tantas preguntas que llegué a agobiarme un poco. Diana me ofreció taparme con la manta de la abuela y conseguí relajarme (aunque sólo un poco) por su gesto de amabilidad. No dejaba de darle vueltas a que estaba viajando en sentido contrario a Catedrales, pero, como les dije: "Cualquier cosa antes que quedarme aquí".

No suelo formarme primeras impresiones sobre las personas nada más conocerlas y, de todos modos, estaba demasiado nerviosa y a la expectativa como para hacerlo. Así que dejé que todo fluyera e ir descubriendo a esas tres personas con calma. La pregunta de Yolly sobre si tengo novio me incomodó. En serio es tan importante sobre una persona a la que acabas de conocer? "No, ni quiero". Ya está. Y, aunque lo tuviera, sigo siendo la misma persona. El amor romántico está sobrevalorado y más tal y como se entiende hoy en día, impregnado de todos esos tópicos que, más que románticos, son comerciales y parasitarios. La libertad, vivir libremente, eso  cuenta y poca gente lo valora.

Llegados a Estaca de Bares, no podía creerme que de verdad fuéramos a comer las minchas que Jorge había ido a coger! Empecé a creerme eso de que viajaban sin dinero, ni comida. Y, después de cenar, en serio cabemos tres personas durmiendo en la cama de abajo de la furgoneta? En fin, en la que me he metido!

Todo eso estaba aún por ver, igual que el modo en el que podría llegar a la que dicen que es una de las playas más impresionantes de nuestra Galiciña y en la que nunca he estado. Espero que no por mucho tiempo.

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